domingo, 24 de agosto de 2008

Estudio del Ens Spirituale (I parte)

Al hablar del ENS ESPIRITUALE tenemos que ser claros en la expresión y precisos en el significado, porque ENS ESPIRITUALE es complejo en su esencia y en sus accidentes.

Al hablar de los Tatwas, que son criaturas elementales de los vegetales, advertimos que pueden ser utilizados por los magos negros para causar daño a sus enemigos. Cada vegetal es un extracto tátwico.

¿Y qué es Tatwas? Sobre esto se ha hablado bastante, pero no ha sido bien comprendido. Tatwa es vibración del éter. Todo sale del éter y todo vuelve al éter. Rama Prasá, el gran filósofo indio, habló de los Tatwas, pero no enseñó a manejarlos por no conocer a fondo la sabiduría de los Tatwas. También H.P. Blavatsky, en su obra «La Doctrina Secreta» habló de los Tatwas, pero ella desconocía la Técnica esotérica que versa sobre el uso práctico de los Tatwas.

Todo el universo está elaborado con la materia etérica Akasha, término usado por los indostaníes. El éter se descompone en siete modalidades diferentes que, al "condensarse", dan origen a todo lo creado.

El sonido es la materialización del Akasha Tatwa. El sentido del tacto es la materialización del Vayú Tatwa. El fuego y la luz que percibimos con nuestros ojos es la materialización de Tejas Tatwa. La sensación del gusto no es más que la condensación del Tatwa Apas. El olfato es la materialización de Prithví Tatwa. Hay otros dos Tatwas que sólo sabe manejar el mago. Son el Adi Tatwa y el Shamadi Tatwa.

Akasha, es la causa primaria de todo lo existente. Vayú es la causa del aire y del movimiento. Tejas es el éter del fuego animando las llamas. Prithví es el éter del elemento tierra acumulado en las rocas. Apas es el éter del agua que entró en acción antes de Prithví, pues antes de que hubiera tierra hubo agua.

Los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, fuego, agua y aire, son una condensación de cuatro clases de éter. Estas cuatro variedades de éter están densamente pobladas por innumerables criaturas elementales de la naturaleza.

Las salamandras viven en el fuego (Tatwa Tejas). Las ondinas y las nereidas en las aguas (Tatwa Apas). Las sílfides en las nubes (Tatwa Vayú). Los gnomos y pigmeos en la tierra (Tatwa Prithví).

Los cuerpos físicos de las salamandras son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos del fuego.

Los cuerpos físicos de las ondinas son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos zodiacales del agua.

Los cuerpos físicos de las sílfides son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos de aire.

Los cuerpos físicos de los gnomos son las plantas, hierbas y raíces de los vegetales influidos por los signos zodiacales de tierra.

Manipulando el poder oculto de las plantas de agua, podemos operar con Apas y desatar las tempestades o apaciguar las aguas.

Manejando los elementales del aire encerrados en los vegetales de este signo (Vayú) podemos desatar o calmar los vientos y huracanes.

Manejando el poder oculto de las hierbas de los signos de tierra podemos transmutar el plomo en oro, pero para ello necesitamos de Tejas también.

Las tradiciones prehistóricas de la América precolombina nos aseguran que los indios trabajaban el oro como si se tratara de blanda arcilla. Esto lo conseguían con los elementales de las plantas, cuyo elemento etérico son los Tatwas.

En el mar estallan grandes batallas entre los elementos. Las ondinas lanzan el éter de sus aguas contra las sílfides, y éstas, devuelven el ataque enviando ondas etéricas contra las ondinas. De la agitada combinación de agua y aire estalla la tempestad. El rugido del mar y el silbido del huracán son los gritos de guerra de estos elementales.

Los elementos de la naturaleza se agitan cuando los correspondientes elementales se emocionan, entusiasman o mueven intensamente.

Al manipular los elementales de las plantas, nos hacemos dueños de sus Tatwas y de los poderes que ellos encierran.

El cuerpo etérico del hombre está constituido de Tatwas y sabemos que este cuerpo es la base sobre la que opera la Química orgánica.

La misma ciencia oficial, en sus tratados de física, ya no puede negar que el éter penetra todos los elementos físicos.

Dañando el cuerpo etérico, se daña matemáticamente el cuerpo físico. Utilizando los elementales vegetales y las ondas etéricas, pueden causar daño a distancia al cuerpo etérico entidades perversas. Las consecuencias son muy graves.

Los otros cuerpos internos también son materiales, y como tales, tienen sus enfermedades, sus medicinas y sus médicos. No son raras en el templo de Alden las operaciones quirúrgicas.

Un grave daño en el cuerpo mental, al transmitirse reflejamente en el cerebro físico, produce la locura. La desconexión entre el cuerpo Astral y el Mental, ocasiona locura furiosa. Si no hay ajuste entre el Astral y el etérico, necesariamente, resulta el idiota o cretino.

En el templo de Alden, en donde moran los grandes Maestros de la Medicina: Hipócrates, Paracelso, Galeno, Hermes y otros, hay un laboratorio de alquimia de alta trascendencia. Este templo está en el Astral, en las entrañas vivas de la gran Naturaleza.

Los cuerpos internos comen, beben, asimilan, digieren y excretan, exactamente lo mismo que el organismo físico, pues son cuerpos materiales en diverso grado de sutilidad solamente.

En toda sensación y reacción, estos cuerpos utilizan los Tatwas. Los Tatwas son la base fundamental de todo lo existente, y de la misma manera pueden ser vehículos de amor o de odio.

Lamento tener que disentir de la opinión del Maestro Huiracocha sobre el horario Tátwico. En su «Tatwametro» dice él, que cada Tatwa vibra durante 24 minutos cada dos horas, en el siguiente orden: Akasha, Vayú, Tejas, Prithví, Apas.

Asegura Huiracocha que esta vibración de los Tatwas se inicia diariamente con la salida del sol. Esto está en desacuerdo con los hechos y las observaciones. El mejor horario tátwico es el de la Naturaleza.

Cuando el tiempo está frío, húmedo y lluvioso, encapotado el cielo de densos nubarrones, quiere decir que su causa radica en el éter mismo del agua (Apas). Cuando esto ocurre, las ondas etéricas del agua están sometidas a una fuerte vibración cósmica que coincide generalmente con una posición de la luna.

En horas o días de huracanes y brisa, podemos asegurar que las ondas etéricas del aire (Vayú) están en agitación y vibración.

Tardes llenas de sol, nos hablan claramente que el éter del fuego (Tejas) está vibrando intensamente.

Tiempo seco, bochornoso, nos traduce vibraciones de Akasha.

Horas llenas de alegría, plenas de luz las produce Prithví.

El mejor horario Tátwico, es el de la Naturaleza. Cuando se agitan las ondas del fuego, la creación se inunda de luz y calor.

Si el éter acuoso vibra, se mueven las aguas y todo se humedece.

Cuando las ondas etéricas del elemento tierra, bullen y vibran, se alegra la Naturaleza entera.

Las estaciones de verano se pueden determinar al principiar cada año.

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