martes, 20 de abril de 2010

La Ciencia del Prana o la Vida misma: IV parte

Por: Dr. Arnold Krumm Heller (V:. M:. Huiracocha)
La mayor parte de los que estudian el Hatha-Yoga y lo aplican al ejercicio de la profesión, opinan que una alimentación vegetariana es indispensable. Sí bien en algunos casos lo acepto, en otros permito una alimentación mixta, pero en todo caso soy enemigo del exceso de la carne y, sobre todo, del alcohol y de los excitantes que son verdaderas rémoras y enemigos de la humanidad: por doquiera que tornamos nuestra vista vemos la diabólica acción de las materias excitantes que sirve: de aliciente a los exagerados vicios y de criminales organismos que arrastran a nuestra juventud, de un modo repulsivo, al manicomio, a las cárceles y a veces a una muerte prematura y desastrosa.
A cada paso vemos en los adultos el cuadro fatídico de amores relajados, sin pasión, sin espíritu, que sólo obedecen a la satisfacción bestial de la materia; que rebaja y prostituye el nivel moral de la esposa, que se convierte en mujer carnal destinada únicamente como un aparato necesario para satisfacer los apetitos brutales.
La mayor parte de las lecturas inmorales, de los espectáculos de género ínfimo, las canciones báquicas de los cafés cantantes, etc., han sido concebidas después de copiosas libaciones y de excesos gastronómicos. Pero no sólo lo que comemos, sino cómo lo comemos, es de la más alta importancia.
Una cosa muy sabía en las religiones antiguas, como en la católica, son los ayunos; es sabido que el hombre no vive de lo que come sino de lo que asimila; cuando nuestro estómago está enfermo pide descanso y es necesario concedérselo; un día de ayuno absoluto, ha curado enfermedades crónicas de ese órgano como por encanto; los que mueren de hambre reclaman nuestra conmiseración pero nadie recuerda los miles y miles que mueren .a diario por exceso de comida.
A la cabecera de un paciente escuchamos a diario: señor, el enfermo no come ¿qué haremos?, ¿qué le daremos para procurarle apetito? Si se le llama la atención a la familia que aquello es un signo de la naturaleza, que la fuerza vital está preocupada de la curación y que cuando ya haya cumplido su objeto, el hambre se iniciará sola, no se nos cree.
¡Cuántas madres asesinan inconscientemente a sus criaturas, dándoles el pecho a cada instante, sin conceder al estómago reposo!

La hidroterapia, o sea la aplicación del baño de agua, es otro factor curativo jamás aventajado por los productos químicos fabricados por el escaso ingenio del hombre.
El agua, señores, que comienza por ser un átomo invisible de aire y vapor, después se convierte en gotas y acaba por ser un océano y cubrir la más vasta superficie del globo, es un signo indicador para el fisioterapeuta, que el agua es susceptible de una enorme variedad de aplicaciones ya sea en vapor, en la forma fría o caliente, en duchas, fajas, envolturas generales, o también, tomado por las vías digestivas. En una obra publicada recientemente por uno de los médicos más famosos del Hotel de Dieu, de París, se lee:
"Las envolturas de agua fría son el único remedio matemático contra la fiebre tifoidea; con este método le queda a esa cruel enfermedad nada más que el nombre, y el médico que no aplica el agua, es responsable de los fracasos".
Pero en todas las aplicaciones hidroterápicas no debe olvidarse que el agua opera incitando la fuerza vital, provocando las reacciones naturales, pero puede ser contraproducente en las aplicaciones imprudentes.
Otro factor curiosísimo que emplea la fisioterapia son los baños de tierra: hay un establecimiento del cura Fulke, en Alemania, que sólo administra ese medio.
Mucha hilaridad produjo la excéntrica idea del señor cura, pero como en Medicina por muy absurdo que sea un sistema nuevo jamás carece de prosélitos, la práctica enseñó que Fulke hacía curas milagrosas y su establecimiento se vio pictórico de enfermos que acudían de todas direcciones.
Con el descubrimiento del Radium y el estudio prolijo de la radio-actividad de ciertas substancias terrosas, el Profesor Jaeger dio a ese tratamiento empírico un brochazo científico, y hoy el 60% de los médicos en Alemania lo emplean. Lo usan hasta para el cáncer; yo le he experimentado en llagas crónicas en las piernas, y jamás me ha fallado.
Los Incas del Perú conocían una enfermedad que, por la descripción que nos han dejado los padres dominicos, era muy parecida, si no era la misma sífilis. Pues los médicos del imperio de Manco-Cápac usaban los baños de arena para curarla.
Importante es también el masaje y el movimiento de gimnasia.
La civilización actual, con todo su adelanto, pone al espíritu como al intelecto, todos los días mayores exigencias, mientras abandona casi en absoluto, los músculos. Con el cortejo de comodidades, de trenes, tranvías, coches, automóviles y máquinas para todo, se han aumentado nuestras enfermedades.
No hay duda que debido a esta causa perjudicamos enormemente la salud y nos tomamos enclenques. Quitad la causa y desaparecerán los efectos; el que se ha enfermado, metido en su butaca tras del escritorio, o sea, por falta de movimiento, debe apelar al masaje y a la gimnasia.
Cuando la circulación es perezosa, los centros nerviosos están entorpecidos, el valor de ese medio es incalculable; pero donde viene a llenar un vacío verdadero, es en las afecciones intestinales; la inercia, la atonía de esos órganos tienen en el masaje un tratamiento específico.
La electroterapia es un factor de mucha importancia para los fisioterapeutas. Acudid a ellos con toda confianza los que sufrís de arterioesclerosis y otros males, pues es vuestra única salvación.
Bajo diversas influencias nuestras arterias pierden su elasticidad, se endurecen y por ese motivo no pueden cumplir con su rol de distribuidoras de sangre en el cuerpo humano.
A causa de ese endurecimiento, la sangre se distribuye mal, y el corazón, aparato indispensable para esa obra, se fatiga. Después, las ramificaciones arteriales pequeñas se tornan frágiles, y pueden romperse. Cuando la hemorragia es cerebral, la muerte es casi inevitable.
Un hombre aparentemente sano hace un esfuerzo cualquiera, la presión aumenta, la arteria se rompe y se concluye. Estos enfermos que viven en un constante peligro, tienen un remedio sublime en las corrientes D'Arsonval.
Pero por muy variada y eficaz que se pueda aplicar la electricidad, sucede que los electroterapeutas pretenden curarlo todo y son a veces superficiales en el diagnóstico.
Hace pocos días me contaba un hombre del pueblo la milagrosa curación que había hecho a su hijo un herbolario, donde un director de un Instituto electroterápico había trabajado en vano.
Se trata de una especie de ataques, que el médico había señalado como epilépticos; por medio de bromuros y aplicación de baños eléctricos había tratado de combatirla, pero en vano; los ataques no habían cesado.
Mes a mes el pobre había desembolsado 80 pesos y me decía ¿qué no hace uno por sus hijos?
En esto, un vecino le recomendó a un curandero de por el barrio de Peralvillo, médico empírico que no sabiendo otra cosa, a todos recetaba purgantes; poco importaba la índole de la enfermedad.
El buen hombre encaminóse al consultorio, del curandero. Después de un ligero examen, el empírico declaró que se trataba de un daño hecho por una mujer rubia, que había embrujado a su hijo por cuestiones amorosas.
—"Me dio un purgante, pues es el único remedio que usa". —Yo lancé una carcajada—. "No se ría, señor, era la pura verdad, señor, lo desembrujó, pues desde ese día mi hijo está completamente sano.
Como yo seguía escuchando a mí hombre con sonrisa compasiva por su credulidad, me insistía:
—"Sí, señor, es la pura y neta verdad, y para decirle más, al otro día arrojó mí hijo en los excrementos un, animal muy largo y muy feo".
¡Ah! allí está la madre del cordero, me dije. El joven tenía una lombriz solitaria y los ataques eran originarios por ella.
El médico no había notado eso, si no le habría dado un purgante también; y ahora el curandero que ha obtenida una curación, como el asno del cuento que tocó la flauta, es recomendado por su cliente.

Muchas veces se deben a casualidades semejantes esas curaciones de empíricos que perjudican al médico inteligente, pero por su propia culpa o ligereza en sus diagnósticos.
... Solo una palabra más a los cirujanos: La cirugía ha hecho progresos asombrosos, pero yo creo que se opera demasiado; muchos seres han sido sacrificados por medio de una operación.
Un cirujano famoso de Paris fue interrogado por uno de sus asistentes: “¿Cree Ud. doctor que será verdaderamente necesaria la operación? Y el interesado galeno responde: Una operación que produce 2,000 francos, eso no se pegunta, siempre es necesaria.
Basta en esta materia.
Mis amigos médicos me dicen que si bien mi filosofía hermética es hermosa y aceptan que con tanto entusiasmo la defienda o propague, debo dejarla separada de la Medicina; por otro lado, los ocultistas advierten que, si bien mi método curativo es el más racional y me secundan en mis estudios médicos, opinan que debo separarlo de mi filosofía.
Soy, o quiero por lo menos serlo, filósofo hasta en la medicina, y médico hasta en mi filosofía, llegando hasta el sacrificio sí es necesario.
En resumen, señores, en la cuarta conferencia que habéis escuchado, os he querido demostrar que existe una fuerza divina; llamada Dios, Kether con los hebreos, Yo-ón con los griegos, base de la energía intra-jónica conmigo; el nombre no le hace. El es el guante que cubre la mano; es la idea, es la verdad, y que, como un sol, ilumina al mundo.
Os he demostrado sus destellos al hablar de los fenómenos psíquicos, estudiados por Baráduc; que os he señalado como fuerza cósmica que describe tan maravillosamente Flammarión: y que es al mismo elemento que hemos visto agitarse en las generaciones pasadas y venideras; es quien electriza el cerebro de Edison; quien inunda de luz las cabezas de Eucausse y Meschingkoff, es la fuerza que movía la lengua de Castelar y dirigía la pluma de Víctor Hugo.
Como su manifestación más palpable, os he señalado el Sol con sus potentes rayos. La ciencia del porvenir le arrancará sus secretos inventándose el Vril que pone Bowler en los laboratorios de la raza venidera y cuyas maravillas desterrarán a la sombra de la insignificancia a nuestro Radium.
Esta fuerza puede obrar en el cerebro de cada uno, pero es menester desarrollarla para que abandone el estaco latente en el cerebro, y para conseguirlo tenemos el Hatha-Yoga; pero él impone la purificación corporal (es decir, abstención de medicamentos), y mental, (ser bueno, independiente y estudioso).
Escuchad las enseñanzas que nos ha dejado en sus máximas el gran maestro el Abate Levi:
“Convéncete que el hombre es una corporación de ideas y que su cuerpo físico es un instrumento que le facilita el contacto con la materia para subyugarla; que ese instrumento no debe usarse con intenciones indignas.
No se le debe enaltecer ni despreciar.
No permitas que algo que haga efecto en tu cuerpo físico, en tu comodidad o en las circunstancias que te rodean, desordene tu equilibrio mental, como sucede con el alcohol, las drogas, el exceso sexual, etc.
No anheles nada en el plano material, vive superior a ese plano pero sin perder tu poder sobre él.
Jamás esperes favores de otras personas; pero siempre debes estar listo para ayudar en todo cuanto alcance de tu capacidad y esté de conformidad con la Justicia. Nada temas tanto como ofender a la ley moral y no padecerás.
Jamás esperes recompensa, y no padecerás desengaño.
Jamás esperes amor, simpatía ni gratitud de nadie: pero siempre debes estar dispuesto para conferirlos a los otros.
Aprende a distinguir lo verdadero y lo falso, y obra de conformidad con tu más alto ideal de virtud.
El magnetismo blanco es la simpatía; el magnetismo negro es la aversión.
Los buenos se aman mutuamente; los malvados se odian porque no se conocen.
El dolor y la muerte son hermosos, porque son el trabajo que depura y la transfiguración que emancipa.
Temer a Dios es desconocerle: sólo debe temerse el error.
El hombre puede todo lo que quiere, cuando lo que quiere es Justo.
Dios se revela al hombre, por el hombre y en el hombre.
Su verdadero culto es la caridad. Los dogmas y los ritos cambian y se suceden: la caridad no cambia Jamás; su poder es eterno.
Nadie, ni el mismo Dios, tiene derecho al poder despótico y arbitrario.
Nadie es el dueño absoluto de ninguno.
El pastor no es el dueño de su perro. La ley del mundo inteligente, es la tutela; los que deben obedecer sólo obedecen por su bien; se dirige su voluntad, no se subyuga.
Tanto en la tierra como en el cielo, existe un único y verdadero poder: El Bien.
Lo que un justo quiere. Dios lo aprueba; lo que un justo escribe o habla. Dios lo sanciona.
He aquí el secreto de la vida eterna:
VIVIR EN LOS OTROS, CON LOS OTROS Y PARA LOS OTROS”.
La idea esencial que he tratado de resucitar para grabarla incólume en vuestros cerebros y en vuestra conciencia, se observará en la sucesión de todas las conferencias que he tenido la honra de presentaros.
Ellas vienen a ilustrar y a perfeccionar el intelecto, al levantarnos en agradable paréntesis de la rutina árida de la vida terrestre a las elevadas esferas de la vida. Cicatriza las heridas que sangran el alma en el medio social y dulcifica las penas que, como fatídicos fantasmas, nos persiguen, y cuando el espíritu se purifica, cuando la idea se abrillanta y las filigranas del pensamiento serpentean a nuestro alrededor, la naturaleza cubierta antes por el espeso velo de Isis se descubre y se presenta grandiosa a nuestros ojos de videntes.
El estudio en el cual he tratado de iniciaros nos ofrece una perspectiva feliz: en él, el más pesimista se torna optimista, encuentra hermosa la vida. Cuando se estudia el esoterismo, la Naturaleza se nos presente con su grandioso espectáculo que subyuga y anonada al poeta en sus lucubraciones; el espíritu se doblega e invirtiendo la estrofa del Nigromante Mexicano, dé rodillas se exclama:
Madre Naturaleza; siembra flores.
Por do mi paso vacilante avanza
Nací sin esperanza ni temores;
Vuelvo a ti sin temor: ¡con esperanza!...

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